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Profecías Bíblicas-la situación de hombre en los últimos días

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Versículos de la Biblia:

ESTO también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos:Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, Sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita.(2 Timoteo 3:1-5)

He aquí vienen días, dice el Señor Jehová, en los cuales enviaré hambre á la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir palabra de Jehová.(Amós 8:11)

1 Y ACUÉRDATE de tu Criador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento; 2 Antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y las nubes se tornen tras la lluvia: 3 Cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas, porque han disminuído, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; 4 Y las puertas de afuera se cerrarán, por la bajeza de la voz de la muela; y levantaráse á la voz del ave, y todas las hijas de canción serán humilladas; 5 Cuando también temerán de lo alto, y los tropezones en el camino; y florecerá el almendro, y se agravará la langosta, y perderáse el apetito: porque el hombre va á la casa de su siglo, y los endechadores andarán en derredor por la plaza: 6 Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto á la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; 7 Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que lo dió. 8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo vanidad.(Eclesiastés 12:1-8)

1 COMO se ha oscurecido el oro! ­Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles. 2 Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro, ­Cómo son tenidos por vasos de barro, obra de manos de alfarero! 3 Aun los monstruos marinos sacan la teta, dan de mamar a sus chiquitos: La hija de mi pueblo es cruel, como los avestruces en el desierto. 4 La lengua del niño de teta, de sed se pegó á su paladar: Los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese. Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles; Los que se criaron en carmesí, abrazaron los estercoleros. Y aumentóse la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, Que fué trastornada en un momento, y no asentaron sobre ella compañías. Sus Nazareos fueron blancos más que la nieve, más lustrosos que la leche. Su compostura más rubicunda que los rubíes, más bellos que el zafiro: Oscura más que la negrura es la forma de ellos; no los conocen por las calles: Su piel está pegada á sus huesos, seca como un palo. Más dichosos fueron los muertos á cuchillo que los muertos del hambre; Porque éstos murieron poco á poco por falta de los frutos de la tierra. Las manos de las mujeres piadosas cocieron á sus hijos; Fuéronles comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo. (Lamentaciones 4:1-10)

ACUÉRDATE, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido: Ve y mira nuestro oprobio. Nuestra heredad se ha vuelto á extraños, Nuestras casas á forasteros. Huérfanos somos sin padre, Nuestras madres como viudas. Nuestra agua bebemos por dinero; Nuestra leña por precio compramos. Persecución padecemos sobre nuestra cerviz: Nos cansamos, y no hay para nosotros reposo. Al Egipcio y al Asirio dimos la mano, para saciarnos de pan. Nuestros padres pecaron, y son muertos; Y nosotros llevamos sus castigos. Siervos se enseñorearon de nosotros; No hubo quien de su mano nos librase. Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan Delante del cuchillo del desierto. Nuestra piel se ennegreció como un horno A causa del ardor del hambre. Violaron á las mujeres en Sión, A las vírgenes en las ciudades de Judá. A los príncipes colgaron por su mano; No respetaron el rostro de los viejos. Llevaron los mozos á moler, Y los muchachos desfallecieron en la leña. Los ancianos cesaron de la puerta, Los mancebos de sus canciones. Cesó el gozo de nuestro corazón; Nuestro corro se tornó en luto. Cayó la corona de nuestra cabeza: ­Ay ahora de nosotros! porque pecamos. Por esto fué entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestro ojos: Por el monte de Sión que está asolado; Zorras andan en él.(Lamentaciones 5:1-18)

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