Apocalipsis 22:18, el verdadero significado de "Si alguno añadiere á estas cosas''
El agudo “pii ... pii” de la bocina de un auto sonó en el estrecho callejón, alejando a Xu Min de sus pensamientos. No se había dado cuenta de que estaba bloqueando el auto de atrás, pues estaba pensando en algo que el pastor había dicho esa mañana. Se apresuró a disculparse y se movió hacia un lado para dejarle espacio al otro auto, dejando solo su figura diminuta. Caminó muy despacio, como si el frío del invierno no la tocara en absoluto.
En poco tiempo se extravió de nuevo en sus pensamientos. En los últimos años, la iglesia se había vuelto más y más desolada; la fe y el amor de los hermanos y hermanas se estaban desvaneciendo gradualmente, y ella misma sentía cada vez más oscuridad y debilidad espiritual. Había llorado y clamado al Señor Jesús muchas veces, pero no podía sentir Su presencia. Esto fue muy doloroso para ella. También había visitado varias iglesias, pero había sido infructuoso. No podía sentir todavía la presencia del Señor. Justo cuando todo esto estaba sucediendo, una amiga cercana le envió un libro y le dijo que el Señor había regresado y pronunciado nuevas palabras. Ella se llenó de alegría y no vio la hora de buscar e investigar al respecto; cuanto más leía, más sentía que el libro era muy práctico y que corregía muchos errores que tenían las personas sobre la fe en Dios. Su corazón se iluminó después de leer y obtuvo un gran placer espiritual. Ella creía que esas palabras no podían ser expresadas por una persona común, y que probablemente provenían de la iluminación del Espíritu Santo. Pero ese día, después de enterarse de esto, el pastor intentó una y otra vez evitar que ella investigara y dijo: “Está escrito: ‘Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro’ (Apocalipsis 22:18-19). Dice en el Libro del Apocalipsis que nada se puede añadir o quitar de las Escrituras. Si hay personas que actualmente dan testimonio de que el Señor ha regresado y pronunciado nuevas palabras, eso sería añadir algo a la Biblia. Por lo tanto, cualquiera de estas afirmaciones no puede ser investigada en absoluto; sería una traición al Señor”. Escuchar esto hizo que Xu Min sintiera un poco de miedo. No supo qué debía hacer, sentía una pesadez en su corazón, como si estuviera atado con nudos.
Después de llegar a casa, seguía sin poder verle pies ni cabeza, así que llamó a su amiga y la invitó a hablar con ella. Cuando su amiga llegó, las dos conversaron sobre esto y aquello, y luego Xu Min le expuso su propio dilema.
Su amiga respondió: “No te atrevas a investigar nada que tenga que ver con la obra del Señor y las palabras a Su regreso porque la Biblia dice: ‘Si alguno añade a ellas, […]’ es realmente confuso para nosotros. Eso se debe a que no tenemos una comprensión pura de ese pasaje del Apocalipsis, pero si entiendes su verdadero significado, tu confusión puede aclararse. Sin embargo, para obtener claridad sobre este tema, primero debemos conocer el contexto de estas palabras del Apocalipsis. De hecho, el Libro del Apocalipsis fue escrito unos noventa años después del Señor. Juan lo registró en la isla de Patmos, después de tener una visión de los últimos días; en esa época, el Nuevo Testamento no existía, y mucho menos la Biblia completa, ni el Antiguo y el Nuevo Testamento como un solo libro. El Nuevo Testamento solo fue reunido 300 años después del Señor. Así que el libro mencionado en Apocalipsis 22:18-19 no era una referencia a la Biblia completa, sino a esa profecía en el Libro del Apocalipsis. Y si los observamos de cerca, estos versículos hablan de personas que añaden algo a esa profecía, y no a la Biblia. A partir de estos dos hechos sabemos que decir que el hecho de no añadir nada a ella no significa que no habría ninguna obra nueva o palabras de Dios por fuera de la Biblia, sino que nos dice más bien que no podemos añadir o quitar nada de las profecías del Libro del Apocalipsis”.
Al escuchar esto, Xu Min se apresuró a buscar su Biblia y abrirla en el Apocalipsis, y descubrió que realmente era así. El Apocalipsis dice claramente que no se puede añadir nada a la profecía, pero no dice que no se puede añadir nada a la Biblia en su totalidad. Determinar que no podía haber más palabras de Dios por fuera de la Biblia basadas en ese pasaje no era apropiado en absoluto. ¡Guauu! Era tan obvio, ¿por qué ella no lo había visto antes?
Su amiga continuó diciendo: “Además, debemos ser claros sobre el verdadero significado de estas palabras en el Apocalipsis. Está escrito: ‘Si alguno añade a ellas, […]’. Podemos ver que esto fue una advertencia para nosotros: los humanos no pueden añadir nada a las profecías de manera arbitraria. Esto se debe a que son cosas que Dios mismo hará en el futuro, por lo que las personas no pueden saber cómo se cumplirán realmente hasta que Dios mismo comience a obrar. Si las personas colocan arbitrariamente sus propias ideas sobre este fundamento, esto distorsionaría las palabras de Dios y sería una ofensa al carácter de Dios: sufrirán el castigo de Dios. Debemos saber que estas palabras del Apocalipsis fueron dirigidas a nosotros, a la humanidad, y no a Dios. Dios es el Creador y todo está en Sus manos. Él está calificado para hacer Su propia obra por fuera de los límites de las profecías, y esto es algo que ningún ser creado puede obstruir, ni puede delimitarlo a voluntad. Por ejemplo, la Biblia dice en Deuteronomio 12:32: ‘Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás’ Aquí, Jehová Dios nos dice explícitamente que las personas no pueden añadir nada a Sus mandamientos, aunque la obra y las palabras del Señor Jesús en la Era de la Gracia no se habían registrado en las Escrituras, e incluso eran completamente diferentes de algunos requisitos de la ley. Tal como en el requisito en la Era de la Ley de ojo por ojo y diente por diente, cuando el Señor Jesús estaba obrando, dijo: ‘Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente.” Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Y al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa’ (Mateo 5:38-40). Además, Jehová Dios le dijo a las personas en la Era de la Ley que odiaran a sus enemigos, pero esto es lo que el Señor Jesús dijo en la Era de la Gracia: ‘Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen’ (Mateo 5:44). Como lo vieron aquellos que se ciñeron al Antiguo Testamento, gran parte de lo que dijo el Señor Jesús estaba por fuera de los límites de la ley y era una adición a esta, por lo que no siguieron al Señor. Los fariseos en particular se ciñeron a la ley del Antiguo Testamento para condenar al Señor Jesús, y cometieron el monstruoso pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. ¿No es esa una gran rebelión por parte de los humanos? Cuando Dios dice en Sus palabras que nada se puede añadir o quitar, ese es el requisito que le exige a la humanidad: ¿cómo podríamos imponer los requisitos de las palabras de Dios sobre Dios mismo? Dios es el gobernante de todas las cosas y Su obra se realiza de acuerdo con Su plan. No está constreñido por ningún hombre, ni está limitado a las palabras de la Biblia”.
Después de decir todo esto, ella sacó su tableta y abrió hábilmente una página web. Luego añadió, “Esto es de un sitio del evangelio: ‘La obra realizada por Jesús durante la época del Nuevo Testamento abrió una nueva obra: Él no obraba según la del Antiguo Testamento, ni aplicaba las palabras habladas por Jehová del Antiguo Testamento. Él hacía Su propia obra, una más nueva y más elevada que la ley. Por eso dijo: “No penséis que he venido a destruir la ley o a los profetas; Yo no he venido a destruirla sino a hacer que se cumpla”. Así pues, de acuerdo con lo que Él cumplió, rompió con mucha doctrina. Llevaba a los discípulos a los campos de trigo a recoger y comer los granos. No guardaba el día de reposo y dijo: “El Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo”. En esa época, según las normas de los israelitas, quienquiera que no guardase el día de reposo sería apedreado hasta la muerte. Sin embargo, Jesús nunca entró en el templo ni guardó el día de reposo, y Jehová no llevó a cabo Su obra durante la época del Antiguo Testamento. Por tanto, la obra realizada por Jesús sobrepasó la ley del Antiguo Testamento, era más elevada que esta y no concordaba con ella’. Está claro que Dios no se adhiere a las reglas. En cada época, Dios hace una obra nueva y pronuncia nuevas palabras: Él no está limitado por las leyes y ordenanzas de la era anterior. Dios actúa de acuerdo con los requisitos de Su obra, así como con lo que nosotros necesitamos como seres humanos. Él está pronunciando constantemente nuevas palabras; esta es la única manera de elevar a la humanidad a un plano superior para que podamos escapar por completo de las fuerzas de Satanás y obtener finalmente la salvación de Dios. Esta es la razón por la que no podemos pensar que la obra y las palabras de Dios se limitan a lo que contiene la Biblia, y particularmente no podemos exigirle a Dios que se base en Su exigencia a los seres humanos de no añadir o quitar nada, o determinar que no pueden haber nuevas palabras de Dios por fuera de la Biblia. ¿No dirías lo mismo?”
Xu Min asintió con la cabeza; escuchar todo eso de su amiga le produjo una claridad inconmensurable. Lo que se dice en el Libro del Apocalipsis acerca de no añadir ni quitar nada se refería al hecho de que los humanos no podían borrar o agregar deliberadamente a las palabras de Dios, pero eso no significaba que Dios mismo no pudiera pronunciar más palabras después de eso. Si las personas carecen de una comprensión pura de ese pasaje de las Escrituras, se aferran a sus nociones absurdas y luego, a través de eso, delimitan la obra de Dios, ¿no es probable que ofendan el carácter de Dios? Al darse cuenta de esto, Xu Min realmente comenzó a sudar frío: los fariseos llegaron a la conclusión de que el Señor Jesús engañaba a las personas porque se aferraban a la antigua ley y pensaban que Sus palabras añadían algo a esta, y ella misma estuvo cerca de cometer el mismo error de los fariseos.
Su amiga continuó diciendo: “¿Recuerdas lo que dice en Juan 16:12-13?”
Xu Min dijo sin la menor duda: “Lo recuerdo. ¿No es un pasaje que hemos recitado a menudo? El Señor Jesús dijo: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’” (Juan 16:12-13).
Su amiga añadió: “Este pasaje de las Escrituras dice muy claramente que cuando Dios regrese en los últimos días, expresará muchas más palabras con el fin de regarnos y nutrirnos para que podamos entender y entrar en todas las verdades. También están las profecías del Libro del Apocalipsis: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe’ (Apocalipsis 2:17). ‘Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos? Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirar su contenido. Y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido. Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos’ (Apocalipsis 5:1-5). Aquí mencionados, el pergamino con siete sellos que se abrirá, y así sucesivamente, todo prueba que cuando Dios regrese en los últimos días, tendrá más palabras por pronunciar y más obras por hacer; Él revelará todos los misterios que nunca antes hemos entendido. Entonces, ¿podemos concluir realmente que cualquier cosa por fuera de la Biblia no pueden ser palabras de Dios, debido a esto: “Si alguno añade a ellas, […]”? También está escrito: ‘Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían’ (Juan 21:25). Este versículo nos dice también que el Señor Jesús dijo muchas cosas y realizó muchas obras mientras obraba, y que lo que está registrado en la Biblia es limitado. No todas las palabras y obras del Señor Jesús fueron registradas. Ni siquiera la totalidad de las obras y las palabras del Señor Jesús se registraron en la Biblia, así que no diríamos que el hecho de que nada que esté por fuera de la Biblia no pueden ser las palabras de Dios, ¿sean una negación de las propias palabras y hechos del Señor?”
Al escuchar esto, Xu Min se sintió tan emocionada que se levantó y dijo: “Oh, yo leo la Biblia todos los días. ¿Cómo fue que no había descubierto este misterio? Estoy adquiriendo más y más claridad a través de tus enseñanzas, y ahora entiendo completamente que la obra de Dios que está registrada en la Biblia es limitada, que no es un registro completo de la obra y las palabras de Dios. Ni siquiera es un registro completo de la obra y las palabras del Señor Jesús. Teniendo en cuenta el hecho de que el Señor Jesús obró durante más de tres años, lo que Él dijo en un día cualquiera habría sido mucho más de lo que está registrado actualmente en la Biblia. Cuando el Señor regrese en los últimos días, hará una nueva obra y pronunciará palabras nuevas; este es un hecho que no se puede negar y que está claramente escrito en las profecías. Ahora sé que los seres humanos nunca pueden delimitar la obra de Dios, y que particularmente, no podemos definir a Dios dentro del ámbito de la Biblia. Particularmente cuando investigamos el camino verdadero, realmente debemos seguir el liderazgo y la guía del Espíritu Santo, y buscarlo e investigarlo con un corazón abierto para recibir al Señor. De lo contrario, seremos como los fariseos, que se opusieron a Dios, y finalmente fueron destruidos porque se ciñeron a las palabras literales de las Escrituras. En un momento como ese, ¡es demasiado tarde para lamentarse!”
Mi amiga sonrió y asintió: “Es correcto. Si queremos seguir los pasos del Cordero, debemos mantener un corazón que tenga hambre y sed de justicia, y un corazón para buscar la verdad. No podemos ser obstaculizadas por ninguna de nuestras nociones o imaginaciones, esa es la única manera de recibir la aparición del Señor en los últimos días, ser vírgenes inteligentes, y ser arrebatadas ante el trono de Dios. Tal como dijo el Señor Jesús: ‘Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. […] Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. […] Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios’” (Mateo 5:3, 6, 8).
Xu Min asintió vigorosamente con la cabeza: “¡Sí! ¡Amén!” Su confusión desapareció por completo y ella se sintió increíblemente feliz. A medida que continuaban con su conversación, el sonido de su risa feliz y despreocupada se escuchó ocasionalmente afuera...
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