Devocional cristiano | El Señor Jesús habló y obró en la carne, es el gran amor para el hombre
Cualquiera que esté familiarizado con la Biblia sabe que en el Nuevo Testamento el Señor Jesús habló a sus discípulos y seguidores en muchas parábolas, como la conocida parábola de la "oveja perdida". ¿Por qué, entonces, el Señor Jesús se dirigió así a la gente de su tiempo? ¿Qué tiene esto que ver con la encarnación de Dios?
Dios Todopoderoso dice: “Cuando Dios se hizo carne, cuando apareció en forma de hombre, usó una parábola muy apropiada que provenía de Su propia humanidad para expresar la voz de Su corazón. Esta representaba la propia voz de Dios y la obra que Él quería hacer en esa era. También simbolizaba una actitud que Dios tenía hacia las personas en la Era de la Gracia. Mirando desde la perspectiva de la actitud de Dios hacia las personas, comparó a cada una de ellas con una oveja. Si una oveja se perdiera, Él haría lo que hiciera falta para encontrarla. Esto representaba un principio de la obra de Dios en ese momento en medio de la humanidad, cuando estaba en la carne. Dios usó esta parábola para describir Su determinación y Su actitud en esa obra. Esta era la ventaja de Dios al hacerse carne: podía aprovecharse del conocimiento de la humanidad y usar el lenguaje humano para hablar a las personas y para expresar Su voluntad. Él le explicó o le “tradujo” al hombre Su profundo lenguaje divino, que resultaba difícil de entender para las personas en lenguaje humano, de forma humana. Esto ayudó a las personas a entender Su voluntad y a saber qué quería hacer Él. También pudo tener conversaciones con personas desde la perspectiva humana, usar el lenguaje humano y comunicarse con ellas de una forma en la que entenderían. Hasta podía hablar y obrar usando el lenguaje y el conocimiento humanos, de forma que las personas pudieran sentir la bondad y la cercanía de Dios, y ver Su corazón. ¿Qué veis en esto? ¿Hay alguna prohibición en las palabras y las acciones de Dios? Para las personas, Dios de ninguna manera podía usar el conocimiento, el lenguaje o las formas de comunicarse humanas para hablar sobre lo que Dios mismo quería decir, la obra que quería realizar, o para expresar Su propia voluntad. Pero estaban equivocados”.
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