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Solo aceptando la obra del Señor retornado y alcanzando la purificación del pecado se podrá entrar al reino celestial


 

Que es apartarse del malSolo aceptando la obra del Señor retornado y alcanzando la purificación del pecado se podrá entrar al reino celestial

 

Al ver este título, es probable que esté confuso: «Ya somos dignos de entrar en el reino celestial porque creemos en el Señor Jesús, oramos y participamos en reuniones regularmente y hacemos muchas buenas obras».

 

En respuesta a esta confusión, pensemos primero en algunas preguntas:

 

1. Es cierto que aceptamos la redención del Señor Jesús, pero ¿se ha resuelto nuestra naturaleza pecaminosa?

 

2. El Señor Jesús ha perdonado nuestros pecados, pero ¿significa esto que estamos limpios? ¿Por qué seguimos pecando a menudo?

 

3. Dios es santo, ¿pueden obtener la aprobación del Señor y entrar en el reino celestial las personas que continúan pecando?

 

Busquemos las respuestas en las palabras de Dios. Dios dice: “Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios”. 

 

“Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”.

 

“El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia”.

 

De estas palabras sabemos que lo que el Señor Jesús hizo es la obra de redención, al creer en Él, nuestros pecados son perdonados y ya no volvemos a ser condenados por las leyes. Pero esto no significa que somos dignos de entrar en el reino de los cielos, porque la naturaleza pecaminosa todavía está arraigada en nosotros, la cual hace que a menudo cometamos pecados y nos resistamos a Dios. Dios es santo y no permite a tales personas entrar en Su reino. Por consiguiente, llevará a cabo una obra de juicio en los últimos días para resolver la naturaleza pecaminosa del hombre. Ahora que el Señor ya ha regresado, ha expresado millones de palabras de verdad y ha realizado dicha obra. Solo cuando aceptemos y experimentemos Su nueva obra, obtengamos la verdad como vida y dejemos de pecar y oponernos a Él, estaremos cualificados para entrar en Su reino.

 

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